Por Lisa Regourd en entrevista con Paulo Petry, Científico de la Unidad Regional de Seguridad Hídrica, TNC.

La importancia de los humedales abarca multitud de servicios ambientales que pueden aportar. Sin los humedales, el régimen hidrológico será muy distinto y eso crea incertidumbres acerca de la disponibilidad del agua. Sin una protección de los humedales, no puede haber agua de calidad y cantidad adecuadas en el lugar y el momento en que se necesite. Los Fondos de Agua trabajan para conservar y restaurar esas zonas necesarias. 

Los humedales son esenciales para mitigar el cambio climático.

Subestimamos permanentemente la función de los humedales como elementos básicos del manejo del agua dentro del proceso de suministro y regulación del que depende la humanidad. La convención de RAMSAR, cuya prioridad es proteger los humedales, los define como todas aquellas extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua, ya sean éstas de régimen natural o artificial, de forma temporal o permanente, de forma estancada o corrientes, dulces, salobres o salas, incluyendo las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda 6 metros. En el preámbulo de la Convención se reconoce la función fundamental de los humedales como reguladores de los regímenes hidrológicos. La Convención de RAMSAR ha reconocido que los humedales se deben considerar como componentes esenciales de la infraestructura general para el manejo del agua.

Dependiendo de dónde están ubicados, van a tener funciones distintas. Por ejemplo, cubren un papel importante en el ciclo hidrológico, al regular flujos de agua: absorben agua que llega, la almacenan por un tiempo y la dejan salir. Tienen también la capacidad de depurar el agua que llega bajo un sistema de filtraje y de conversión natural donde limpian las aguas. Además, proveen hábitat para una gran variedad de especies tanto de la fauna como de la flora, proporcionan materias primas para diferentes usos (construcción, medicinal, etc) y regula las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmosfera, son trampas de carbono muy eficientes. 

 
 
 Paulo Petry
Paulo Petry Científico de la Unidad Regional de Seguridad Hídrica, TNC. © TNC

Amenazas antropogénicas y desafíos para el manejo del agua

Muchas actividades antropogénicas han alterado drásticamente a los humedales. Siempre han sido áreas de interés productivo, muchos han sido convertidos para actividades agrícolas, además de la tala excesiva, la contaminación y el cambio de uso de suelo, han modificado sus servicios ambientales. En efecto, en América Latina, una gran parte de los cultivos de arroz en gran escala están en áreas que fueron humedales convertidos. Además, en zonas áridas y de montañas, la mayor parte del pastoreo se realiza en áreas de humedales. Eso genera un proceso de pisoteo: el suelo se compacta y pierde su característica de esponja de retener el agua y por tanto, pierde de su funcionalidad.

Según la FAO, en 2018, a nivel mundial, 32 países sufren un estrés hídrico de entre el 25% y el 70%; 22 países se sitúan por encima del 70%, que se califica como estrés grave; en 15 países, la cifra supera el 100% y, de ellos, 4 presentan un estrés hídrico superior al 1.000%. La situación empeora a medida que las zonas urbanas en rápida expansión ejerzan más presión en los recursos hídricos cercanos y los humedales conexos.

Conservación de los humedales: el papel de los Fondos de Agua

Los humedales son parte central de los proyectos pasados y futuros de la Unidad de Seguridad Hídrica de TNC en conjunto con los Fondos de Agua de varios países, el sector privado y la sociedad civil. Están centrados en el mantenimiento de las características ecológicas de los humedales. Juntos, tenemos un papel de análisis, monitoreo, protección, restauración, sensibilización y educación. 

En Chile, cercano a Santiago de Chile, se ha implementado un proceso de monitoreo desde 2014 cuyo objetivo es observar como funcionan los humedales y poder medir cuáles son sus contribuciones. Así se definen cuáles son las mejores estrategias de restauración y de protección. 

En la región andina, el foco ha sido en los páramos que son humedales de montaña típicos de la región más norte de América del Sur. En Ecuador, desde el año 2000, el Fondo para la protección del Agua (el FONAG) trabaja específicamente en áreas de páramo cercanas al volcán Antisana y Cotopaxi. Los humedales fueron convertidos en áreas ganaderas y se construyeron canales para drenar diversas áreas para la crianza de ovejas. Actualmente, el trabajo del FONAG es intentar revertir el proceso de degradación de los humedales para que puedan restablecer sus características. Con la exclusión del ganado de los páramos, las cargas de microorganismos patogénicos que pueden ser un problema de contaminante para el agua han disminuido. Los indicativos muestran que el proceso de absorción de agua de infiltración ha mejorado, y que los flujos están más regularizados. 


Se prevé que esos procesos de restauración y protección sigan y se amplíen en las áreas donde los humedales son esenciales para el sistema de captación de agua de las grandes ciudades.