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bosque paisaje de un bosque © John Hinkson/TNC

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Fondos de Agua: Laboratorios de mitigación y adaptación al cambio climático

Por: Juan Sebastián Lozano V.

En octubre de 2018, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, publicó un informe muy poco alentador sobre el futuro de la humanidad, si se aumentara la temperatura media terrestre en 1.5° centígrados. De hecho, sugiere que el incremento en eventos atípicos de tormentas, incendios forestales y sequías de los últimos 10 años, están directamente relacionados con el aumento de apenas 1° centígrado en ese lapso.

El informe asevera que, para limitar el aumento de temperatura a valores menores que 1.5° centígrados, se requieren esfuerzos multimillonarios que demandan un gran compromiso político: eliminar completamente la calefacción por gas o petróleo, reemplazar todos los vehículos que funcionan con diésel o gasolina, clausurar todas las centrales eléctricas a base de carbón y gas y mudar a energías verdes la industria pesada, como la de producción de acero y aluminio, entre otros esfuerzos. Adicional a estas medidas que apuntan a reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera, el informe también estima que se deben reforestar unos 10 millones de kilómetros cuadrados (algo así como la superficie total de Colombia, Venezuela y Brasil juntas), para absorber el CO2 que circula en la atmósfera, y que seguirá atrapando calor del sol durante siglos.

Frente a este desolador panorama, surge una pregunta necesaria: ¿y si, a pesar de los esfuerzos que hagamos, la temperatura igual aumenta por encima de ese fatal 1.5° centígrados? La comunidad científica coincide en que un incremento de este tipo traerá consecuencias nefastas, entre las que se destacan el incremento (aun mayor) en la variabilidad climática (e.g. sequías más largas, precipitaciones más intensas, huracanes más fuertes), múltiples afectaciones a la biodiversidad (e.g. alteración en migraciones, blanqueamiento de corales, alteración de ciclos reproductivos) y el aumento en el nivel del mar. En este nefasto escenario, tal vez la respuesta a la pregunta sea obvia: tenemos que adaptarnos. Los Fondos de Agua constituyen laboratorios fantásticos para esto.

Un Fondo de Agua en la alta montaña tropical, que propenda por la protección de las áreas de páramo, ecosistemas densamente poblados de vegetación esponjosa, claves en la captura y retención de lluvia vertical y horizontal, puede contribuir a hacer frente a temporadas largas de sequías. Un Fondo de Agua que proteja y restaure bosques montanos, permite que la transpiración de esos bosques mantenga ciclos hidrológicos locales saludables, promoviendo lluvias que sostienen la agricultura. Un Fondo de Agua en el Caribe que proteja los corredores riparios de los ríos que desembocan directamente en el océano, facilita que se retengan sedimentos y contaminantes que taponan los corales, esenciales para el sostenimiento de la vida acuática y, en consecuencia, para el desarrollo de la actividad pesquera por comunidades locales. Un Fondo de Agua costero que trabaje en la conservación de las franjas de manglar, ayuda a minimizar los impactos de los huracanes en las zonas pobladas costeras.

A través de los Fondos de Agua podemos lograr todo eso, y más. Nos ayuda a adaptarnos a las condiciones adversas que nos presenta el informe del IPCC, pero también, en muchos casos, aportan granitos de arena al objetivo de mitigación que el Panel propone, gracias a la infraestructura verde. Son, como dije antes, laboratorios de adaptación. Laboratorios de vida.

 

JUAN SEBASTIÁN LOZANO
THE NATURE CONSERVANCY ● Especialista en Conservación de Agua Dulce ● Colombia

Ecólogo de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y cuenta con una maestría en Environmental Monitoring, Modelling and Management en King’s College London. Investigador por 3 años de la Universidad Javeriana en modelamiento de especies vegetales invasoras y en la Lista Roja de Especies de Aves de Colombia. Se vinculó a The Nature Conservancy en 2011 como especialista SIG de servicios ecosistémicos, dedicando la mayor parte de su tiempo en la aplicación de modelos hidrológicos para contribuir a la creación de Fondos de Agua en varios países de Sur y Centroamérica.