Por Juan Diego Restrepo
En septiembre de este año, el Fondo de Agua Alianza BioCuenca, ubicado en el Nororiente de Colombia, fue galardonado con el Reconocimiento a las Buenas Prácticas de Desarrollo Sostenible, que se otorga anualmente desde la Red Colombia del Pacto Global de las Naciones Unidas y la Cámara de Comercio de Bogotá. Este premio busca presentar las mejores prácticas de cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), bajo criterios de innovación, gestión, calidad, impacto, sostenibilidad en el tiempo, y pertinencia en el territorio. El reconocimiento a Alianza BioCuenca en la categoría No Empresarial, fue por su proyecto titulado miPáramo, que consideraron aporta al ODS 15 - Vida de ecosistemas terrestres-. Esta iniciativa público-privada busca proteger el bosque alto andino y páramo de Santurbán, a través de acuerdos de conservación con familias campesinas. Abarca tres grandes componentes que son el monitoreo y modelación de impacto real de la regulación de agua, el diseño e implementación de proyectos en campo con las familias locales para la producción sostenible en el Páramo, y la creación de espacios de discusión con demás actores del territorio, para favorecer su potencial de escalamiento.
Este tipo de iniciativas son parte de la labor de los Fondos de Agua en la región latinoamericana. Como instituciones sociales, económicas, culturales, y ambientales, sus proyectos se adaptan a las circunstancias y les permiten alcanzar sus objetivos, los cuales se definen de acuerdo con cómo se crearon, quiénes los conforman, cuáles son sus prioridades en el territorio, y cómo pueden aportar a los problemas hídricos locales. Los Fondos son una creación única en su tipo y su misma variedad permite realizar análisis bajo distintos enfoques que permiten comprender su funcionamiento, buscar mejorar sus procesos, e incluso encontrar las mejores prácticas para su creación y sostenibilidad en el tiempo.
Es por esto que desde Etifor y la Universidad de Padua en Italia, en conjunto con TNC, se realizó una investigación sobre los Fondos de Agua en Latinoamérica bajo una perspectiva institucional. El estudio fue motivado debido a la importancia que estos mecanismos han cobrado en la región y a su prometedor modelo de gobernanza que involucra a diferentes sectores de la sociedad en un tema que nos importa a todos: la seguridad hídrica.
Esta investigación buscó explorar a los Fondos de Agua desde su diseño, qué actores participan en este proceso, cuáles son sus fuentes de financiamiento, cómo son las interacciones entre actores y en qué escalas espacial y temporal se suelen implementar. “En nuestra opinión, estas preguntas nos ayudan a entrar en el detalle de cómo es el proceso de creación de un Fondo de Agua y qué podemos aprender para diseñar fondos cada vez más adecuados para los retos que enfrentamos como sociedad”, comenta Juan Diego Restrepo (Etifor), investigador principal de este proyecto.
Los Fondos de Agua pueden ser mirados bajo una óptica de pagos por servicios ambientales. Es decir, como mecanismos de compensación económica a propietarios en zonas donde “nace” el agua y que indirectamente proveen un servicio percibido en otros lugares, como el agua para saciar la sed de las ciudades o de grandes extensiones de cultivos de importancia comercial. Bajo esta óptica el desempeño de los Fondos de Agua puede evaluarse según ciertos criterios, como la adicionalidad que genera su implementación, intentando responder a la pregunta de cuál sería el estado del agua si el mecanismo no estuviera presente, o la permanencia de sus efectos positivos en el tiempo. Otros criterios de evaluación se relacionan con el control que estos mecanismos logran sobre la migración de los impactos negativos que existían antes de su implementación y que ahora pueden darse en una zona vecina donde el esquema no está en pie.
Sin embargo, los Fondos de Agua también pueden ser vistos como organizaciones o plataformas donde varios actores con intereses diferentes sobre el uso y la gestión del agua se reúnen en torno a este tema para discutir problemas, negociar roles y responsabilidades y tomar decisiones. Esta perspectiva institucional nos ayuda a entender y evaluar los Fondos de Agua desde una visión de gobernanza, poniendo atención a los actores que los conforman y a las formas en que éstos toman las decisiones sobre qué hace un Fondo de Agua, cuándo y cómo. Cuando usamos esta nueva óptica, los criterios con que evaluamos el desempeño de los fondos se expanden y empezamos a considerar otros elementos además de la adicionalidad, permanencia y control.
Algunos de los primeros hallazgos del estudio apuntan a los Fondos de Agua como organizaciones altamente flexibles en su diseño, que se han adaptado a diversos marcos legales y han sabido explorar una variedad de fuentes de financiamiento, logrando encajar o ayudar a “llenar” vacíos de gobernanza en los territorios donde han sido implementados. Otro mensaje importante de nuestra investigación es sobre la importancia de ciertos actores clave a la hora de conformar un fondo, para asegurar su sostenibilidad económica y su integración con el entramado de instituciones ya existentes preocupadas por las cuencas y el agua. Estos actores (empresas de servicios públicos, autoridades ambientales o grandes usuarios del agua solo por mencionar algunos) deben provenir tanto del sector público como el privado, pues sus diferentes características y visiones son fundamentales para abordar problemas complejos, como las decisiones que se toman en un territorio y sus impactos en el agua. Dicho en otras palabras, la interacción de los sectores público y privado y su interlocución (efectiva) parece ser un camino para lograr compromisos de sociedad duraderos y legítimos, y un Fondo de Agua se ve como una buena alternativa para llevarlos a cabo.
Si te interesó este tema, te invitamos a que participes en la presentación que se realizará el próximo 14 de diciembre a las 16hrs Colombia y Perú/17hrs México en la que profundizaremos sobre algunos de estos aspectos.
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